El rábano es un auténtico manjar, rico y muy saludable: ayuda a prevenir el envejecimiento y refuerza nuestro sistema inmunológico.
Su alto contenido en vitamina C lo convierte en un buen antioxidante y beneficioso para el aumento de los glóbulos rojos y la formación del colágeno de los huesos.
Tiene un alto contenido en fibra por lo que resulta muy favorable para el sistema digestivo. Aumenta la flora intestinal y evita el estreñimiento.
Contiene potasio, idóneo para el sistema nervioso central y yodo, que regula y permite un correcto funcionamiento de la glándula tiroides permitiendo un sano crecimiento del metabolismo.
Sus propiedades diuréticas ayudan a eliminar piedras de los riñones y de la vesícula.
De manera externa su jugo puede utilizarse como desodorante natural e incluso para curar heridas y favorecer la cicatrización de quemaduras (aunque esto no lo he probado).
Los rábanos siempre me han gustado y los tengo muy presentes en mi alimentación. Tienen un ligero toque picante que me encanta. Los como crudos a modo de ensalada.
¡AQUÍ DEJO MI RECETA!
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